Capítulo 6: La juguetería que crece

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LA JUGUETERÍA QUE CRECE

Cada día que pasaba, Martín se sentía más seguro de sí mismo y tenía más claro qué cosas eran importantes y qué cosas era mejor no hacer. No se imaginaba ni por un momento que la siguiente aventura iba a ser en uno de sus lugares preferidos.

—¿Qué haremos esta noche? —preguntó el pequeño.

—La siguiente parada es la juguetería que crece.

—Esta sí que me la imagino. Seguro que es una juguetería pequeñita que empieza a crecer y crecer hasta llegar a la luna.

—Pues te vuelves a equivocar, Martín. ¿Qué sentido tiene que crezca la juguetería? No, la juguetería no crece, lo que crece son los juguetes.

—Pero si crecen los juguetes y no crece la juguetería, ¿cómo caben dentro?

—Usando la imaginación, Martín. La imaginación no tiene ni límites ni tamaño.

Entraron a la juguetería y, después de echar un vistazo, Romeo le preguntó a su amigo:

—¿Cuál es tu juguete preferido?

Después de un buen rato mirando a un lado y a otro, Martín eligió un avión precioso. Era de color rojo y tenía una estrella naranja pintada en cada una de las alas.

—¡Este, este es mi preferido! De mayor me encantaría ser piloto y pilotar uno como este.

En ese momento, el avión empezó a crecer mucho, mucho, muchísssimo. Creció tanto que los dos niños se pudieron meter dentro. En ese instante, Martín se dio cuenta de que no llevaba puesta su ropa, sino un uniforme de comandante de aviación.

—¡Vamos, Romeo! ¡Recorreremos el mundo entero!

Los dos niños volaron alrededor del mundo entero.

Vieron océanos llenos de animales marinos que los saludaban. Los tiburones les enseñaban a los dientes, las ballenas les presentaban a sus crías y los delfines hicieron una exhibición de saltos que más parecían bailes.

Vieron también barcos piratas que hacían disparar sus cañones y yates que hacían dibujos en el mar. Todos los saludaban con gran entusiasmo, como si llevaran mucho tiempo esperándolos.

También vieron todos los continentes. Unos eran muy desiertos, otros tenían muchísimos bosques y alguno estaba completamente cubierto de hielo.

Pero lo que más le impresionaba a Martín eran los monumentos. Desde allí arriba parecían maquetasmaquetas Maquetas: Reproducción de un monumento, edificio u otra construcción hecha a escala en tamaño reducido., maquetas preciosas, muchas, muchas, muchísssimas maquetas por todo el mundo.

Desde ese día, empezó a sentir curiosidad por los monumentos antiguos. Tanto que, al día siguiente por la tarde, en lugar de jugar con el ordenador, lo usó para buscar información en Internet acerca de muchos monumentos que había repartidos por todo el mundo.

Era increíble descubrir que, en una época en la que no existían grúas, ni excavadoras, ni camiones, se pudieron construir semejantes monumentos.

Esa noche Martín estaba loco por contarle a Romeo todo lo que sabía de las pirámides de Egipto, pero cuando llegó junto a él no pudo. La forma en la que su amigo lo miraba le hizo saber que algo iba mal.