Capítulo 1: El niño misterioso

1

EL NIÑO MISTERIOSO

Esta es la historia de un niño llamado Martín. Martín tenía diez años y lo que le pasó a él le puede pasar a uno de ustedes. Martín iba cada día al colegio y estudiaba mucho, mucho, muchísssimo. Pero cuando llegaba a casa se aburría. Se aburría mucho, mucho, muchísssimo.

—Las máquinas ya no son lo que eran —decía Martín—. Todos los juegos son iguales. Además, me acaban doliendo los ojos.

Un día que estaba muy aburrido, más que de costumbre, se puso a ver la tele. Ese fue el instante en el que cambió por completo la vida de Martín. En la pantalla había un niño. Llevaba una gorra muy guay y no tenía juguetes. Pero había algo que le impresionaba: el niño se divertía. Se divertía mucho, mucho, muchísssimo.

Esa noche mientras dormía Martín soñó con ese niño. Estaba sentado en el suelo, rodeado de tierra por todas partes y dibujaba algo con sus dedos. Se acercó y vio con asombroAsombro Asombro: Sorpresa que se produce por algo inesperado o impensado. lo que pintaba. ¡Eran líneas! Líneas curvas, líneas rectas… Eran muchas, muchas, muchísssimas.

Justo en ese momento Martín se despertó y durante todo el día no pudo dejar de pensar en el niño: «¿A qué estará jugando que es tan divertido?». Por más que le daba vueltas, no se le ocurría nada.

La noche siguiente, Martín se fue a dormir antes de lo habitual. Quería volver a soñar con aquel niño y salir de dudas de una vez por todas. Y así fue.



Capítulo 2: El hotel azul

2

EL HOTEL AZUL

El sueño comenzó y allí estaba otra vez el niño, en el mismo lugar y con aquellas extrañas líneas dibujadas en el suelo.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Martín.

—Me llamo Romeo —contestó el niño.

—¿Qué son esas líneas y por qué te divierten tanto?

—¿Es que no lo ves? Son carreteras. Las curvas son carreteras de subida a la montaña y las rectas son autopistas. Estas líneas y mis dedos son lo único que necesito para hacer el Gran Viaje de los Dedos, donde cada parada es una aventura, como en un libro en el que tú eres el escritor y les cuentas a todos tus historias. La primera parada que vamos a hacer es en un hotel: el Hotel Azul. ¿Por qué crees que se llama Hotel Azul? —dijo Romeo.

—Porque es azul… —respondió Martín.

—No es solo por eso. El hotel es azul, los huéspedesHuéspedes Huésped: Persona alojada en casa ajena. son azules, los muebles son azules, la lechuga que sirven en la cena es azul también. Y cada noche hay un baile. La orquesta está formada por instrumentos azules que tocan solos. Mira, mira cómo bailan todos. Se divierten mucho, mucho, muchísssimo.

Durante toda la noche bailaron y se rieron a carcajadas. Tanto, que al día siguiente a Martín le dolían las piernas de tanto bailar y la mandíbulaMandíbula Mandíbula: maxilar inferior. de tanto reír.

***

Martín se fue al cole muy contento. Le había cambiado el humor, ponía más interés en clase… Al volver a casa, trató de imaginar una aventura basada en la clase de Historia de ese día y se pasó toda la tarde recreandorecreando Recrear: Divertir, alegrar o deleitar. batallas y conquistas con sus muñecos.

Esa noche, Martín volvió a irse temprano a la cama. Al poco tiempo, ya estaba dormido y soñando de nuevo con su nuevo amigo: Romeo.


Capítulo 3: El campo de fútbol de chocolate

3

EL CAMPO DE FÚTBOL DE CHOCOLATE

—Hola, Romeo. ¿Sabes?, hoy he estudiado y jugado a la vez. He usado mis soldados de juguete para estudiar la batalla de mi clase de Historia. ¡Ha sido estupendo! ¿Dónde paramos hoy?

—Nuestra siguiente parada es en un campo de fútbol. Hoy jugaremos un gran partido.

—¿Y de dónde sacamos al resto del equipo? Solo estamos tú y yo…

—De donde siempre, Martín, de nuestra cabecita. Pero nuestro campo de fútbol es un campo especial —dijo con entusiasmo Romeo—. No tiene césped como los campos normales, el suelo es ¡de chocolate crujiente!, y huele muuuuy bien. Los jugadores no van en pantalón corto y botas de fútbol, sino disfrazados de animales: uno de león, otro de gato, otro de ciempiésCiempiés Ciempiés: Pequeño invertebrado terrestre de cuerpo marrón rojizo muy alargado y aplanado, dividido en múltiples segmentos.… Resulta casi imposible saber quién es de tu equipo y eso hace que el partido sea aún más divertido. Además… ¡no hay balón!

—Eso sí que es imposible. No se puede jugar al fútbol sin balón, es lo único imprescindible.

—Te vuelves a equivocar —replicó Romeo—. Hay muchos globos, pero… muchos, muchos, muchísssimos. Globos de mil colores distintos. Además, están llenos de agua y, cada vez que chutasChutas Chutar: En fútbol, golpear fuertemente el balón con el pie, generalmente en dirección a la portería contraria., mojas a todos los de alrededor, incluso nosotros acabamos empapados. Y cuando te caigas al suelo, aprovecha para comer un poquito de chocolate.

Al despertarse, a Martín le dolía la barriguita y tenía la sensación de haber jugado el mejor partido de fútbol de su vida, aun sin saber si había ganado o perdido.

***

Al día siguiente, en el recreo, Martín jugó al fútbol con sus compañeros de clase. Cuando terminó el partido, reía muy contento.

—¿Por qué te ríes si hemos perdido? —le preguntó su amigo Fernando.

—¿Y qué más da? —contestó Martín—. Me lo he pasado genial y eso es lo que realmente importa.

Esa noche, cuando comenzó el sueño, Martín le dijo a Romeo:

—Romeo, hoy por fin he disfrutado de verdad jugando al fútbol con mis compañeros de clase. Mi equipo perdió y, por primera vez, no me importó.

—¡Estupendo, Martín! Ya empiezas a disfrutar de las cosas importantes de la vida.


Capítulo 4: La cuadra de caballos

4

LA CUADRA DE CABALLOS

Al llegar la noche, Martín parecía ansiosoAnsioso Ansioso: Que siente inquietud o angustia.. Sus padres no salían de su asombroAsombro Asombro: Sorpresa que se produce por algo inesperado o impensado.. El pequeño cenaba y se iba rápidamente a la cama. No pedía más tiempo para ver la tele ni para jugar a los videojuegos. Cada día tardaba menos en dormirse.

Por fin, llegó el momento del encuentro con Romeo.

—¿Cuál es nuestra siguiente parada, Romeo? —preguntó muy emocionado.

—La cuadra de caballos.

—No sé, pero una cuadra de caballos no es muy divertida que digamos…La verdad es que no me gustan demasiado —confesó Martín.

—Confía en mí, te gustará. Esta es una cuadra muy especial. Tiene un parque donde hay toboganes, columpios y balancines enormes. Los caballos se pasan todo el día jugando. Además, no hay ningún caballo marrón, ni negro, ni blanco, son todos de colores muy brillantes. Y todas las colas son diferentes: unas azules, otras amarillas, otras verdes… Tampoco tienen la misma forma: unas lisas, otras rizadas y otras con muchas, muchas, muchísssimas trenzas. Y, ya verás, no relinchan estos caballos. Unos ladran, otros maúllan y otros croan.

—¡Ven, Romeo! Vamos a subirnos en estos caballos saltarines. ¡Es muy divertido!

Cuando ya estaban cansados de jugar, limpiaron las cuadras y peinaron a los caballos.

***

A la mañana siguiente, Martín hizo algo que llevaba mucho tiempo sin hacer: sacó a su perro a pasear, jugó con él en el parque y lo peinó antes de cenar. «Hay que ver…», pensó Martín, «tenía un buen amigo para jugar y no me había dado cuenta. Además, me necesita, y solo con un poquitín de esfuerzo lo hago más feliz. También él quiere jugar conmigo».

Por la noche, Martín, muy ilusionado, le contó a Romeo lo que había hecho.

—¡Romeo, Romeo! —gritó Martín—. Ya tengo otro amigo. Bueno, lo había tenido siempre, pero no lo había visto nunca.

—Explícame eso porque no lo entiendo.

—Tienes razón, suena un poco raro… Resulta que yo tengo un perro y no lo sabía. A ver, sabía que tenía un perro, pero no sabía que era mi amigo. ¡Es fantástico! Además, me necesita para algunas cosas y, a su manera, me da las gracias siempre. Romeo, estoy descubriendo cosas que tenía delante de mis ojos y no podía ver.


Capítulo 5: La biblioteca viva

5

LA BIBLIOTECA VIVA

Martín intentaba imaginar qué aventura vivirían esa noche, pero no se le ocurría nada. Creía que ya no quedaban cosas interesantes por experimentar, aunque esperaba ansiosoAnsioso Ansioso: Que siente inquietud o angustia. que Romeo volviera a sorprenderlo.

—¿Cuál es nuestra siguiente parada? —preguntó el pequeño.

—La biblioteca con vida.

—Pero ¿qué puede haber vivo en una biblioteca? Como no sean los ratones… Esto sí que es absurdo. Además, a mí no me gusta nada leer.

—Pues a partir de hoy vas a cambiar de opinión —afirmó Romeo convencido—. ¿Qué sección prefieres?

—Bueno, vamos a probar con los libros de superhéroes…

Caminaron varios metros, giraron a la izquierda y, luego, tomaron el tercer pasillo de la derecha.

—Aquí está. Esta es la sección de superhéroes.

—¡Vaya! —exclamó Martín sorprendido—. ¡Es enorme! Aquí hay muchos, muchos, muchísssimos libros. Un montón de estanterías llenas de libros.

—Te voy a decir por qué esta biblioteca está viva —empezó a explicarle su amigo—. No tienes que buscar un libro, ni pensar cuál te gustará o si será aburrido, ellos lo hacen por ti.

—¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? —preguntó intrigadísimo.

—Pues quiénes van a ser, hombre… ¡Los libros! Tú solo piensa en algo que te guste y ellos harán el resto.

Martín se puso a pensar y, de repente, un libro empezó a moverse, cayó al suelo y se abrió lentamente. Entonces, comenzaron a salir sus personajes. Eran superhéroes enormes que luchaban, pero luchaban de una manera distinta.

Rápidamente, Martín identificó al superhéroe bueno. Estaban en plena batalla. Sin embargo, era una batalla muy especial. No tenían armas, ni se pegaban. Luchaban con las palabras. Ganaba la batalla el que, diciendo solo la verdad y defendiéndose de manera educada y sin insultosInsultos Insultos: Acción que ofende o humilla a una persona., dejaba sin argumentosArgumentos Argumento: Razonamiento que demuestra o justifica algo. al adversarioAdversario Adversario: Persona que compite con otros..

El pequeño se quedó maravillado con la cantidad de palabras correctas con las que podían decirse las cosas sin molestar a los demás y convenciéndoles de que lo estaban haciendo muy mal y de que no debían volver a hacerlo.

Esta batalla le encantó a Martín. Se preguntaba cuántos de sus compañeros de clase serían capaces de volver a portarse mal con semejantes argumentos y justificaciones.

***

Al día siguiente, Martín usó la técnica de sus superhéroes favoritos para enfrentarse a un niño que se dedicaba a molestarlo todos los días a la hora del recreo. Era un niño muy maleducado que lo insultaba, se reía de él y no lo dejaba en paz nunca.

Cuando empezó a hacer de las suyas, Martín se puso muy recto y estirado, y con voz firme y serena le dijo:

—Estás perdiendo el precioso tiempo que puedes dedicar a jugar con tus amigos.

—¿Qué te pasa? ¿Quieres que te grite aún más? —preguntó el niño.

—Puedes hacer lo que quieras —respondió Martín—, pero tus gritos y tus insultos no me molestan, ni siquiera me importan. Las palabras que realmente me importan son las de mis familiares, mis amigos y las personas que me quieren. Ellos no me insultan nunca. Es más, siempre tienen palabras cariñosas y me animan en todo lo que hago. Te vuelvo a repetir que conmigo pierdes el tiempo. No conseguirás nada. ¡Ah!, y si algún día decides cambiar de actitud, quizás podamos ser amigos.

Ese día Martín volvió a casa con la sensación de haberse quitado un gran peso de encima. Por la noche, le dijo a Romeo que a partir de ese momento solo iba a hacer caso a las personas que se dirigían a él con respeto y educación, y que él también iba a hacer lo mismo. Había visto con sus propios ojos que se podía ganar una gran batalla siendo educado y teniendo muy claro que un buen comportamiento y un buen diálogo eran el camino correcto para conseguir el respeto y la admiración de los demás.


Capítulo 6: La juguetería que crece

6

LA JUGUETERÍA QUE CRECE

Cada día que pasaba, Martín se sentía más seguro de sí mismo y tenía más claro qué cosas eran importantes y qué cosas era mejor no hacer. No se imaginaba ni por un momento que la siguiente aventura iba a ser en uno de sus lugares preferidos.

—¿Qué haremos esta noche? —preguntó el pequeño.

—La siguiente parada es la juguetería que crece.

—Esta sí que me la imagino. Seguro que es una juguetería pequeñita que empieza a crecer y crecer hasta llegar a la luna.

—Pues te vuelves a equivocar, Martín. ¿Qué sentido tiene que crezca la juguetería? No, la juguetería no crece, lo que crece son los juguetes.

—Pero si crecen los juguetes y no crece la juguetería, ¿cómo caben dentro?

—Usando la imaginación, Martín. La imaginación no tiene ni límites ni tamaño.

Entraron a la juguetería y, después de echar un vistazo, Romeo le preguntó a su amigo:

—¿Cuál es tu juguete preferido?

Después de un buen rato mirando a un lado y a otro, Martín eligió un avión precioso. Era de color rojo y tenía una estrella naranja pintada en cada una de las alas.

—¡Este, este es mi preferido! De mayor me encantaría ser piloto y pilotar uno como este.

En ese momento, el avión empezó a crecer mucho, mucho, muchísssimo. Creció tanto que los dos niños se pudieron meter dentro. En ese instante, Martín se dio cuenta de que no llevaba puesta su ropa, sino un uniforme de comandante de aviación.

—¡Vamos, Romeo! ¡Recorreremos el mundo entero!

Los dos niños volaron alrededor del mundo entero.

Vieron océanos llenos de animales marinos que los saludaban. Los tiburones les enseñaban a los dientes, las ballenas les presentaban a sus crías y los delfines hicieron una exhibición de saltos que más parecían bailes.

Vieron también barcos piratas que hacían disparar sus cañones y yates que hacían dibujos en el mar. Todos los saludaban con gran entusiasmo, como si llevaran mucho tiempo esperándolos.

También vieron todos los continentes. Unos eran muy desiertos, otros tenían muchísimos bosques y alguno estaba completamente cubierto de hielo.

Pero lo que más le impresionaba a Martín eran los monumentos. Desde allí arriba parecían maquetasmaquetas Maquetas: Reproducción de un monumento, edificio u otra construcción hecha a escala en tamaño reducido., maquetas preciosas, muchas, muchas, muchísssimas maquetas por todo el mundo.

Desde ese día, empezó a sentir curiosidad por los monumentos antiguos. Tanto que, al día siguiente por la tarde, en lugar de jugar con el ordenador, lo usó para buscar información en Internet acerca de muchos monumentos que había repartidos por todo el mundo.

Era increíble descubrir que, en una época en la que no existían grúas, ni excavadoras, ni camiones, se pudieron construir semejantes monumentos.

Esa noche Martín estaba loco por contarle a Romeo todo lo que sabía de las pirámides de Egipto, pero cuando llegó junto a él no pudo. La forma en la que su amigo lo miraba le hizo saber que algo iba mal.




Capítulo 7: Última parada

7

ÚLTIMA PARADA

—¿Qué te pasa, Romeo? Noto algo extraño en tu cara…

—Tengo algo que contarte.

—¿Dónde están las carreteras? ¿Por qué las has borrado? —preguntó Martín muy angustiado.

Aquello se le estaba haciendo difícil a Romeo. Más difícil de lo que esperaba. No sabía cómo empezar.

—Martín —empezó a decir por fin—, mi trabajo aquí ha terminado, ya has aprendido todo lo que tenía que enseñarte. Los mejores juguetes no se encuentran en las tiendas, sino en tu cabeza. Se llama imaginación. A partir de este momento, vas a verlo todo de una manera distinta. Cuando hagas un trayecto en coche con tus padres, cuando vayas a pasar la tarde a un parque, verás que puede surgir una gran aventura. Y si, además, lees un libro, encontrarás aventuras fascinantesfascinantes Fascinantes: Muy atractivos., historias increíbles y, créeme, te divertirás mucho, mucho, muchísssimo.

***

Desde ese día, Martín hizo caso a los consejos de Romeo y, cuando iba en el coche con sus padres, convertía cada túnel en la cueva de un gigante bonachón, cada puente en un gran viaje en globo. Y los atascos eran las colas de entrada a una gran fiesta donde cada coche se acercaba a otro para invitarlo a bailar.

Las tardes en el parque se convirtieron en grandes aventuras en las que los gusanos escalaban piedras como si de expertos escaladores se tratase. Los pajarillos llamaban a las mariposas para, juntos, formar dibujos en el aire. Y los columpios cantaban canciones preciosas que gustaban mucho a todos los niños.

Desde entonces, Martín no volvió a aburrirse y enseñó a todos sus amigos lo divertidísimo que era jugar con el juguete más barato del mundo: la imaginación.

CUESTIONARIOS SOBRE EL LIBRO





TABLERO PARA TRABAJAR EN CLASE




FICHA DE LECTURA