Capítulo V

Un juego de niños nos salvó la vida. Y me gustaría decir que estuvimos protegidos el resto de la contiendaContienda Lucha, enfrentamiento o discusión., pero no fue así. Aquella experiencia fue solo el primer encuentro que tuvimos con el dolor, la rabia y la desolación que acompañan a las guerras en general, y a las guerras civiles en particular. Las luchas fraticidasFraticidas Fraticida: persona que mata a su hermano son especialmente intensas y devastadoras, y el tipo de cicatrices que dejan son muy duras y difíciles de curar.
Aquel día entendí por primera vez lo que significaba ser parte de una familia. Me enorgulleció ser partícipe de un amor tan extremo por el que en ningún momento ninguno de nosotros dudó en poner el bienestar de los demás antes del propio. No se habló de tener razón, ni de cuestionar la ideología del otro. Solo contaba poner a salvo a nuestro hermano. Y eso hicimos: ni más, ni menos.
Durante lo más cruentoCruento Que produce o muestra derramamiento de sangre. de los enfrentamientos posteriores, en las batallas en la península, mientras esperaba el amanecer agazapadoAgazapado Agazapar: permanecer al acecho, estar en alerta o aguardar para sorprender a alguien. en las trincherasTrincheras Una trinchera es un surco cavado por soldados para protegerse de los ataques enemigos., medio ateridoAterido Que está paralizado o entumecido a causa del frío. y casi paralizado por el miedo, o cuando me sentía solo y asustado, sin saber si vería el mañana o a mis seres queridos de nuevo, me bastaba con recordar que mis hermanos estaban ahí, en algún lugar, pensando en mí. Eso era suficiente para seguir adelante, para sacar fuerzas de flaqueza y resistir un poco más.
Porque siempre supe que éramos muy afortunados. En nuestra familia, gracias a los valores transmitidos por nuestros mayores, pesaba más la fuerza de la sangre que la tinta de los idearios. Y eso jamás lo olvidamos.




FICHA DE LECTURA