El kraken

El kraken

Me planté delante del cuadro. Suspiré hondo, alargué un brazo y lo sumergí en el cuadro. A continuación, hice lo mismo con el otro brazo, las piernas y, por último, la cabeza. Una sensación extraña invadió todo mi cuerpo, como si este se convirtiera en una masa líquida y espesa. De repente me vi envuelta en una gran tormenta. Estaba en el barco y este se movía de un lado para otro, tanto que me dieron ganas de vomitar. En ese instante, me acordé del kraken. Me giré sobre mí misma y allí lo encontré. Sus ojos eran enormes y amarillos, y me estaban mirando fijamente. Con sus tentáculostentáculos Brazos de los pulpos (Kraken). agitaba el barco como si fuera un juguete. Allí todos gritaban de terror e intentaban escapar de aquel monstruo marino.

Me quedé paralizada y asustada por unos segundos, pero luego reaccioné y empecé a correr. Era muy difícil porque me iba para los lados, pero al final conseguí alcanzar la proa del barco, el único lugar que no había alcanzado con sus tentáculos. Muchos navegantes se agolpaban para abrirse paso y gritaban presas del terror.

Yo seguí mi camino y, al llegar al final, me tiré al agua. Era mi única salvación. Cuando me di cuenta, un enorme tentáculo me había envuelto la cintura, impidiendo que cayera al mar. Estaba perdida, intenté desprenderme de él, pero fue imposible. El kraken tenía demasiada fuerza.

—¡Abuelo, te he fallado! ¿Dónde estás? —grité con desesperación.

Entonces escuché una voz que voceaba mi nombre, creía que estaba alucinando. El tentáculo me oprimía el pecho, me costaba respirar y no podía pensar con claridad…

—¡María! ¡María! ¡Has venido a buscarme!

Casi había perdido el conocimiento, pero al mirar hacia abajo pude ver a mi abuelo. Una fuerza extraña me sacudió y pude reaccionar. Volví a mirar y descubrí que mi abuelo estaba justo debajo de mí, también atrapado por un tentáculo. Sin embargo, él parecía no perder la sonrisa… Entonces me acordé del cuchillo y, ¡zas!, corté el tentáculo y caí justo donde estaba mi abuelo y, ¡zas!, volví a utilizarlo. Se escuchó un gran aullido y caímos al mar.

El mar me envolvió con tanta fuerza que creí que nunca iba a poder alcanzar la superficie. Una masa de agua me impedía nadar. En ese momento, sentí una mano que me agarraba y tiraba de mí. Cuando por fin pude sacar la cabeza a la superficie y respirar, mi abuelo estaba a mi lado mirándome con cariño.

—¡Abuelo, abuelo! —lo llamé entusiasmada—. ¡Qué preocupada estaba! ¡Todos te están buscando!

—Gracias a Dios que me has encontrado… Pensé que no saldría de esta —contestó el abuelo aliviado.

El kraken seguía chillando, parecía muy enojadoenojado Enfadado..

—Tenemos que salir de aquí antes de que sea demasiado tarde —afirmé con desesperación.

—Tienes razón. ¡Vamos, nada rápido!

A pesar de que no era muy buena nadadora, parecía que en aquel cuadro todo era más fácil. Mis brazos y mis piernas se movían con mayor agilidad. Me fijé en mi abuelo y había perdido casi todas sus arrugas. Entonces volví a sentir el tentáculo en mi espalda, intenté nadar más rápido, pero el kraken me había agarrado la cintura con fuerza. A mi abuelo también lo había alcanzado. La criatura marina estaba furiosa y me esperaba lo peor. Estábamos cada vez más cerca de la boca y, cuando creí que nos iba a engullirengullir Tragar., alargó sus tentáculos y nos lanzó con todas sus fuerzas. Un viento intenso nos envolvió…