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Todos creyeron que el plan estaba urdidoUrdido Urdir: Pensar y preparar con cautela algo, generalmente un plan o intriga. de antemanoAntemano Antemano: Con anticipación, anteriormente., pero no fue así. Después de investigar en vano sobre las señas de don Feliciano, lo único que me quedaba para verla de nuevo y manifestarle mis sentimientos era esperar como hacían los pescadores a caña en el antiguo muelle del Parque de San Telmo. Si don Feliciano avisaba con antelación por medio de su chófer liliputienseLiliputiense Liliputiense: Se aplica a la persona que es muy pequeña. de su asistencia al teatro, lo que tendría que vigilar era la aparición de su RollsRoyce, así que me conjuré con mis colegas para que estuvieran ojo avizorOjo avizor Ojo avizor: Con los ojos bien abiertos.. Estábamos todos en alerta, habíamos bautizado a la empresa Operación Esmeralda, como tributo al color de los ojos de Leticia del Cielo; pero debimos calibrarCalibrar Calibrar: Estudiar detalladamente la trascendencia o la importancia de una cosa. mejor dónde nos metíamos, sobre todo yo, porque las consecuencias iban a ocasionar un desastre colosalColosal Colosal: Que es extraordinariamente grande o sobresaliente..
Ese dicho de que a la tercera va la vencida no se cumplió conmigo. Tres veces habíamos descubierto la llegada del RollsRoyce de don Feliciano a la puerta del Pérez Galdós, tres veces había visto cómo el chófer, que apenas llegaba al nivel del volante, entraba y se dirigía al despacho de don Servando para comunicarle el deseo de don Feliciano de reservar una función particular para esa noche. Todo se hacía muy rápido; la obsesión por la seguridad de don Feliciano rayaba el delirioDelirio Delirio: Despropósito o disparate., quizás por eso estaba vivo. Tres veces me había enjabonado con esmeroEsmero Esmero: Máximo cuidado en hacer las cosas., me había rasuradoRasurado Rasurado: Acción de eliminar el vello del cuerpo. la pelusilla del bigote con la navaja de Olegario, me había abrillantado el cabello y me había vestido con el atuendo de ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar para esperarla. Pero en esas tres ocasiones don Feliciano acudió solo, sin Leticia del Cielo. La decepción y la desesperanza crecían, los ánimos flaqueaban, el pesimismo empezaba a reinar entre las filas, cuando vi tierra.

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