Entierro del guanarteme

ENTIERRO DEL GUANARTEMEGuanarteme Guanarteme: Rey.
Absorto en estos pensamientos, Doramas remató la bajada dando tumbos, por lo que parte de la fruta que le habían obsequiado se fue ladera abajo. Cigüé corrió en busca de algunas de ellas pero, en vista de que su amo no valoraba su esfuerzo, las dejó a merced de los mirlos y lagartos. Una vez en la cabaña, Doramas contó a su padre lo ocurrido.
Momentos después, Tiferán se dispuso a ejercer su oficio de embalsamador, considerado vil al igual que el de carnicero, y Doramas le ayudó a transportar los gánigosGánigos Gánigos: vasijas de barro. con los ungüentos elaborados a base de plantas olorosas y manteca. Al llegar ellos, las doce pieles que habrían de envolver el cuerpo del Guanarteme estaban ya a los pies del difunto.
Al despuntar el día, la noticia se había extendido por todos los rincones habitados de Canaria. A los funerales llegaron gentes de los lugares más recónditos de la isla, gentes que llevaban presentes en gánigos con cereales e higos secos, al tiempo que lloraban y lanzaban gritos lastimeros que retumbaban en los roquedales.
Los guayres portaban sus armas y el primo hermano del difunto, Bentagache, Guanarteme de Telde, portaba, además, el magado o bastón de mando. Presidía el cortejo el FaycánFaycán Faycán: Sacerdote. de AgáldarAgáldar Agáldar: Gáldar., encargado de dar órdenes concernientes a cubrir el trayecto de la comitiva, seguido de los seis guayres, ancianos y nobles emparentados con el Guanarteme.
Su cuerpo, adornado con sus brazaletes, collares y una diadema de cuero con conchas marinas incrustadas, fue envuelto en pieles antes de ser colocado en el interior de un enorme tronco de pino ahuecado, sobre un lecho vegetal de leñabuena y tomillo. El féretro se alzó a hombros de cuatro villanos que tenían prohibido levantar la vista del suelo en todo el recorrido hasta el recinto sagrado de la sepultura.
Después de las exequias, el pueblo quedó triste. Las muestras de dolor se sucedieron hasta varios días después de ser enterrado en dirección norte, sobre un enlosado de piedra pulida, en el interior de una cueva situada en la costa. En la creencia de que podría necesitarlo en su viaje eterno, a su lado quedó depositado el ajuar funerario formado por el magado de mando y sus armas, además de alimentos y todo lo que el difunto apreciaba en vida.
Dado que Arminda, la única hija legitima y heredera de Egonaiga, el fallecido Guanarteme, solo contaba ocho años de edad, el Sábor o Consejo Consultivo, tras muchas deliberaciones, decidió otorgar el cargo a su sobrino Tenesor Semidán, hijo de Soront Semidán. El nombramiento oficial se hizo en Guayedra, sin grandes festejos por expreso deseo del propio Tenesor que aún lloraba la muerte de su tío.