El Beñesmén

EL BEÑESMÉN
Se vieron de nuevo en el BeñesménBeñesmén Beñesmén: fiesta con la que se empezaba el año.. Después de recoger las sementeras con los tehuetes al cuello y pisar las espigas, se sentaron a descansar.
Doramas de acercó a Nira y le ofreció un gánigo con teserquénTeserquén Teserquén: miel de palma o mocán., que ella tomó con gracia al tiempo que le sonreía con una chispa de ternura.
También quiso probar suerte AdargomaAdargoma Adargoma: espalda de risco. y le entregó una hoja de ñamera repleta de amolánAmolán Amolán: mantequilla., que ella, igualmente, le agradeció con gesto amable. La comida comunitaria compuesta sobre todo por tamaraonas, tabefeTabefe Tabefe: suero sobrante del queso., gofio y támaras aportó los sificientes ánimos para que siguiera la fiesta.
Las furtivas miradas que se dedicaban Nira y Doramas incomodaron a Adargoma, por lo que a la hora de los juegos pidió rivalizar con él. Entonces, toda la gente se arremolinó en el llano para ver los desafíos. Los antiguos canarios rendían culto a la fuerza y era costumbre resolver diferencias mediante juegos, luchas y saltos.

Concedido el permiso del FaycánFaycán Faycán: Sacerdote., se ungieron el cuerpo con grasa de carnero mientras se recordaba con grandes voces las reglas establecidas.
Cada uno de los contendientes prometió acatarlas y aceptar el resultado con nobleza. El primer juego consistía en resistir sobre una gran piedra frente a frente y luchar con tres tabonas y una vara tostada de tea que llamaban amodaga. Como eran hábiles esquivadores, ninguno resultó herido a pesar de la fuerza con que hicieron los tres lanzamientos. En cuanto al manejo del palo, también eran consumados expertos por lo que, dada su calidad en el juego, pasado un tiempo prudencial el Faycán puso fin a la contienda gritando: «¡Gama, Gama!».
Para la exhibición de espectaculares saltos utilizaron los verdomos que eran palos de pastor hechos de pino, con la punta afilada para deslizarse por los riscos cercanos a modo de pértiga, de tal forma que parecía que volaban. Luego, escalaron hábilmente el peñascal arrancando las expresiones de ánimo y apoyo de sus partidarios respectivos.
El momento más esperado del Beñesmén llegó con la luchada. Los adversarios se saludaron en el centro del círculo formado por los espectadores.
Ambos dieron sobradas muestras de gran destreza al no conseguir derribarse. Sabían que esta era la prueba decisiva y que uno de los dos tendría que dejar el camino libre al amor de Nira y renunciar para siempre a ni siquiera mirarla. Esto reforzó la potencia de sus demoledores brazos para resistir la agarrada que en todo momento fue noble y limpia.
La emoción se mantenía al inclinarse la victoria a uno y otro lado sin que mermaran sus fuerzas, hasta que Adargoma se debilitó anímicamente al percibir en los claros gestos de Nira quién era su preferido. Entonces, cayó abatido, tumbado de espaldas bajo el cuerpo de Doramas quien, acto seguido, le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Con un saludo de amistad, Adargoma abandonó el lugar vitoreado por todos los presentes en reconocimiento a su gran fortaleza y noble gallardía.
Al llegar la noche se inició el baile a la luz de las hogueras bajo un cielo claro plagado de estrellas. Los danzarines se colocaron en dos filas, mujeres y hombres, unos frente a otros. Los enamorados bailaron dando saltos cortos al ritmo de silbos y palmadas. Se acercaban y alejaban en un incesante juego de coqueteo amoroso, mientras que el resto de los participantes bailaban libremente haciendo sonar palos, recipientes con piedrecillas y collares de caracoles.
Pero cuando Nira entonó una dulce melodía dedicada a Doramas, Guriruquián, el padre de la muchacha, que ya tenía otros planes para ella y no veía con buenos ojos que su hija tuviera relaciones con un achicaxna, hijo de plebeya, mandó a Nira a retirarse a descansar con malos modales, recriminándole sus atenciones hacia Doramas. Más tarde trataría de convencerla para que aceptara por esposo a Guanariragua el Tuerto, un noble mucho mayor que ella, con quien quedaría asegurado el linaje principal de sus hijos. Ni por esas pensó Nira acceder a las pretensiones de su padre y pasó llorando el resto de la noche.
Prima hermana de Maninidra y del GuanartemeGuanarteme Guanarteme: Rey., Tenesor Semidán, Nira tenía prohibido fijar su atención en personas de un estatus social más bajo. Por su parte, Doramas comprendió el rechazo de Guriruquián, aunque su fuerte personalidad le hacía crecerse en la adversidad y, desde luego, no estaba dispuesto a renunciar al gran amor de su vida.